miércoles, 28 de septiembre de 2016

The Jayhawks en la Sala Joy Eslava (Madrid), por Jesús Sánchez.


Foto de Tanirock.
Foto de Tanirock.
Tras la edición del, en mi opinión, notable "Paging Mr. Proust", la banda de Gary Louris tenía una nueva cita con su numerosa base de fans en nuestro país, al que nunca dejan fuera de sus giras. Ya el año pasado recorrían las salas españolas como calentamiento a la edición del nuevo disco. El 9 de abril de 2015, el que esto escribe tenía una cita marcada a fuego en el calendario. Los Jays visitaban Granada por segunda vez, bastantes años después de la anterior ocasión. Desafortunadamente, el destino no quiso que yo asistiera a aquel show. Como quiera que la espina quedó profundamente clavada, al conocer las fechas de este año me lancé de cabeza a por mi entrada y organicé con unos buenos amigos el peregrinaje a la capital del reino, con la idea de poder disfrutar de una noche llena de grandísimas canciones. 

De este modo, llegamos a la Sala Joy Eslava, que presentaba ambientazo en los alrededores, con una larga cola que casi llegaba a la zona de Opera. Está claro que los Jays han vuelto a acertar en esta nueva encarnación. Tras el paréntesis (algo tortuoso) que supuso el regreso de Mark Olson, Louris volvía a coger las riendas de la banda; el resultado final, ese fantástico disco que nos han regalado esta temporada, es otra buena muestra de esa especial alquimia de Louris, en la que el componente más americano de la banda se deja seducir por el pop, y en buenas dosis, por cierto aire psicodélico. Es "Paging Mr. Proust" la excusa perfecta para volver a los escenarios, esta vez con la que podemos denominar versión 3.0 de los Jays del nuevo milenio. De nuevo con los esenciales Karen Grotberg, Marc Perlman y Tim O´Regan, más la incorporación de Jeff Lyster a la guitarra, tras la baja de Kraig Johnson. Cinco músicos que ocuparon el escenario entre vítores del respetable, que abarrotaba la coqueta pero demasiado escueta sala, para arrancar con la seminal “Waiting for the sun”, una canción que crea un clima especial, místico, en el inicio de sus conciertos. El set list se basaba en un recorrido más cercano a la producción de la banda sin Mark Olson, aunque hubo un recuerdo para aquellos buenos tiempos. 

Foto de Tanirock.
Foto de Alonso Cerrato
Así, tras el arranque citado, llegaba uno de los primeros temas del nuevo disco en caer, la maravillosa “Leaving the monsters behind”, con la gran aportación de los coros de Grotberg y O´Reagan, dos gargantas que, como sabemos, elevan a los cielos la lírica de la banda, cuyo mayor peso cae sobre un Louris que además se mostró fantástico a la guitarra y a la harmónica. Así, se fueron sucediendo canciones que ya son joyas de la historia de la música de los últimos treinta años, desde “Blue”, que sonó a mitad de bolo, pasando por “Tampa to Tulsa”, con un inmenso O´Reagan a la voz,  hasta “Tailspin”, que junto a “I´d run away” cerró el set regular. El bis, que no se hizo esperar, se abrió con Louris y su acústica a pelo: “Settled down like rain” y “Angelynne” pusieron los pelos de punta al respetable. Este tío es capaz de llenar la sala con su voz, su guitarra y su harmónica, es algo digno de ver. La banda se incorporó para abordar la intensa “I´ll be your key” y el cierre con “I´m gonna make you love me”. La sorpresa, cuando muchos ya nos disponíamos a abandonar la sala, vino con el cover de Grand Funk, “Bad time”, la canción gracias a la cual muchos conocimos a esta maravillosa banda que afortunadamente aun sigue en estado de gracia, lo cual en los tiempos que corren, es toda una bendición. 

Foto de Alonso Cerrato.
Mención aparte, me gustaría quejarme en voz alta acerca de las condiciones en las que pudimos vivir el show. No sé si es política habitual de la sala, pero el aforo me pareció excesivo para las características de la sala. Literalmente era imposible moverse, apenas respirar. No son las mejores condiciones para disfrutar de una banda que debería haber hecho aparición en una sala de mayor aforo. Quede ahí mi descontento, único punto negativo de una noche inolvidable.

Foto de Alonso Cerrato.

Nota de javistone: Gracias a Jesús por la estupenda crónica del concierto y tanto a Alonso Cerrato como a Tanirock por las fantásticas fotos!

3 comentarios:

Juanjo Mestre dijo...

Eso del aforo lo viví yo también en un concierto de Jayhawks hace algunos años. Salud.

J.Sánchez dijo...

Pues sí, me parece mal que lo peten así por unos cuantos duros más. He asistido a conciertos de tharshcore demoníaco en los que he estado mucho más agusto.

javistone dijo...

Es realmente complicado de entender que a estas alturas aún se haga este tipo de cosas. Lo del Madrid Arena fué un accidente que no sucede más porque la divina providencia no quiere. Joder, Jesús mides 2 metros y estabas agobiado... no quiero ni pensar para el resto de mortales... Creo que voy a poner la reseña en el muro de la sala, a ver qué dicen.

Saludos!