martes, 27 de diciembre de 2011

Felices fiestas...

No sé si queda por ahí alguien que siga pendiente de lo que escriba, y es que últimamente no tengo tiempo para dedicarle al blog, y es que entre el trabajo (y su escasez) y rocklokal no me queda nada para mis historias blogeras.
De todas formas, que no falte, os deseo a todos felices fiestas y que 2012 deje en entredicho a los agoreros pro-mayas y que sea un año de la reostia.

Felices fiestas y rock motherfucking on!


jueves, 8 de diciembre de 2011

Monkey Week 2011… una fiesta inabarcable. .

Reseña del Monkey Week en Rock Lokal.


Una vez más volvimos a El Puerto de Santa María a disfrutar de este particular festival que es el Monkey Week, y de nuevo tuvimos que enfrentarnos con el (bendito) problema de la saturación de la oferta propuesta por los chicos de La Mota Ediciones/Freek magazine. Desde el sábado 29 hasta el lunes 31, la cantidad de sitios a los que uno quisiera visitar se multiplican y se es incapaz de disfrutarlos a conciencia. No pasa nada, mientras no terminemos de perfeccionar nuestro sentido de la ubicuidad (algunos juran habernos visto aquellos días en varios sitios a la vez), el equipo de Rock Lokal tendrá que hacer más kilómetros de los recomendables. Cosas del rock and roll.

El Monkey de día: Buen ambiente y mejor música.


El sábado llegamos puntuales al Teatro Muñoz Seca comprobando que el fantástico ambiente de todos los años no solo se mantiene sino que aumenta en lo que es el centro neurálgico del festival. Los stands (especialmente espectacular el Gibson Bus!) de sellos discográficos, asociaciones, estudios,… se suceden uno tras otro, invitando al asistente a comprobar que hay un más allá del artista, que hay industria, y sobre todo, que hay mucha gente detrás con ganas de hacer cosas relacionadas con la música, algo que hoy en día se agradece. Y esto mismo se comprueba con las conferencias programadas al mediodía, ya que en contra de la opinión de muchos, la industria musical es algo más que un par de jóvenes desaliñados con ganas de hacer ruido, sino que para que esto funcione, hay mucha gente ahí fuera pelándose el culo para montar festivales, conciertos, buscar financiación, desarrollar sistemas de ventas de tickets… Ya lo dije el año pasado, es de agradecer saber que uno no está sólo y que hay mucha más gente con inquietudes similares. Como única objeción, agradecería que los contertulios y los temas se fueran renovando, ya que la sensación de deja vú debería ser evitable en futuras ediciones.


El clima acompaña en cada día del festival, y nos acercamos a la Plaza de Alfonso X, otro de los lugares importantes del circuito de actuaciones al ser al aire libre y tener el castillo de San Marcos como interesado espectador, que observa cómo The Brass Buttons inauguran oficialmente el circuito de showcases con un delicado sonido de folk rock americano que en mi opinión suena delicioso, “From Hank to Hendrix” de Neil Young incluida, dejando muy claras sus intenciones. Para ser los primeros, los portuenses dejan el listón más que alto para el resto que vengan después, y yo con ganas de volver a verlos.


Rápido, tras charlar con los chicos de Brass Buttons nos volvemos al Muñoz Seca para ver el set acústico de los madrileños Sons of Rock, que pese a su grandilocuente nombre, hacen un pop rock más que solvente y una cantante que haría bien soltándose un poco más, a costa de su evidente destreza a las seis cuerdas. Y es que a pesar de dejarnos un buen sabor de boca, cuando les vimos repetir más adelante actuación en el Red Bull Tour Bus ya convenientemente electrificados comprobamos que tienen mucho más que ofrecer. Buen sonido y mejor futuro. Hubo más, Monkey Priest o unos hipnóticos Gaf y la estrella de la muerte, que gustaron mucho. Pero el plato fuerte de la tarde era sin duda alguna la actuación de Dani Llamas, y desde luego mereció la pena. En un ambiente íntimo por la escasa luz de una sala a rebosar, un Llamas acompañado por su banda, ofreció un concierto intenso dentro de la sutiliza de su sonido en solitario. Si en este país hubiera algo de justicia, debería estar reinando por todo lo alto. 


El domingo teníamos en mente que tras el cambio de última hora de la batalla de bandas (originalmente se iba a celebrar el sábado) no podíamos perdérnoslo por nada del mundo. El peculiar concurso que presentaba Ángel Carmona de Hoy empieza todo en Radio 3 de RNE prometía ser como poco interesante, y efectivamente no defraudó. Ante una sala del Teatro completamente abarrotada, la idea de que las bandas que participaran defendieran sus canciones y su talento en directo con tan solo una guitarra y una botella de anís nos permitió ver las capacidades escénicas de varias formaciones, una vez Maga nos deleitase con una sentida versión de la preciosa “El ruido que me sigue siempre”. Y teniendo en cuenta que apenas pudimos estar una hora, comprobamos cómo se las gastaban las formaciones, pero si hubo una que personalmente me ganó fue la de Vouyer Méndez. Una suerte de intérprete de un cabaret místico tal que hubieras nacido en Pomona y no en España, una voz cazallosamente envolvente y sugerente que junto a Alberto, de Niño Malalengua (y mis llaves!) consiguieron de este quien escribe un interesado seguidor de su propuesta, si bien, me tuve que conformar con esta escasa actuación ya que no pude disfrutar de su concierto al día siguiente.


Con la promesa de Ángel Carmona de dejarse entrevistar por javistone a las 21 horas (cosa que fue imposible ya que cerraban a las 8 y cuando llegamos ya no había ni un alma…) salimos disparados a la sala Milwaukee para ver a una de nuestras bandas favoritas, The Smilling Bulldogs, que nos dieron justo lo que necesitábamos, un poco de rock furioso ante un público entregado y que fue literalmente volado con la versión de “Personal Jesus”, en la que consiguen que un tema de Depeche Mode suene a rythm and blues apocalíptico de púlpito grasiento de fin del mundo.

Lo siguiente era fácil de prever, el concierto “sorpresa” de la organización se había publicitado hacía varios días, una actuación gratuita de Amaral en la Pontona, algo parecido a un barco-bar, frente al cual se congregaban torpemente cientos de personas (pocas de ellas tenían pinta de saber nada del Monkey Week). Y bueno, tener que trabajar con este tipo de situaciones es poco agradable, y si bien la organización del festival es de diez, la de esta actuación fue caótica. Un gorila de los de toda la vida no diferenciaba entre prensa y fan, con lo que ante la avalancha humana queriendo entrar, y viendo como sorprendentemente el local estaba prácticamente completo de gente con más contactos que nosotros, declinamos ver a los zaragozanos junto a varios compañeros de prensa, sabedores de que tampoco nos perdíamos nada especialmente interesante.


Último día y con las fuerzas justas, disfrutamos de nuevo del buen ambiente en la Plaza Alfonso X y de interesantes directos de Maryland y Aliment, para poder disfrutar finalmente de los granadinos Airbag, que presentaban su nuevo disco “Manual de montaña rusa”, que no defraudaron en absoluto con su punk pop fresco y repleto de referencias al cine 80’s, playa, chicas… muy divertidos. Y sin tiempo de hablar con ellos, vamos directos a ver a The Gipsy Aliens, furiosos como ellos solos que nos dejan con ganas de mucho más. No Way José continúan la fiesta a pesar de anunciar que es su último concierto, y rápidamente nos dirigimos al Barsito con la sana intención de terminar la fiesta de showcases con los sorprendentes Amnesia y el intenso pop 60’s de Casettes, ganadoras junto a ¿Qué diría Freud? del I Concurso Joven para Grupos Locales Monkey Week 2011.


Y en el Monasterio…


Si bien otros años, los conciertos que se celebran en el Monasterio eclipsaban las actuaciones de día en los showcases, en esta edición no ha sucedido. Cierto es que por problemas logísticos no pudimos asistir el sábado y nos perdimos a Neneh Cherry y a Hawkwind, pero la sensación que tuvimos muchos de los que asistimos era que se había abusado del “marcianismo”. Del sábado, ni Holloys, ni Mugstar me dicen absolutamente nada, y visto el ambiente frente al escenario, sus propuestas no parecían especialmente entendidas. Biggot puso su toque folky, pero si los Oneida eran los que tenía que levantar aquello… mal. Oneida no sirven para nada, son como un disco rayado, como si estuviesen en un in crescendo eterno que no te lleva a ninguna parte. De acuerdo, Chrome Hoof pusieron un punto (o dos o tres) de salvajismo a la noche, pero… conveniente sería en futuras ediciones buscar una combinación menos repetitiva de estilos. Y si el sábado Ken Strinfellow intentaba con éxito llevar al Monasterio una “ópera glam rock”, ni Zombie Zombie, ni Sidonie me consiguieron emocionar apenas, mención aparte de Herman Dune, que al igual que Biggot el día anterior, ponía su punto folk a la noche.

Pero no nos quedemos con mal sabor de boca, el Monkey Week sigue siendo lo que es: una fiesta casi interminable e inabarcable de fantástica música y buen ambiente que año a año, paso a paso, va creciendo, dejando una huella que difícilmente podrá ser ni borrada o equiparada por nada ni nadie.