martes, 17 de julio de 2007

Carnivale

Esta es un antiguo artículo que escribí para otro blog, compartido (http://locomundojovenes.blogspot.com/) de una de las mejores series televisivas jamás emitida. Por desgracia en España a pesar de "disfrutar" de cosas como Anatomía de gray o Los hombres de Paco, por poner un triste ejemplo patrio, aún no ha llegado a emitirse.


Es evidente que asistimos a un imparable retroceso del cine americano: un nivel que baja hasta niveles ridículos, con revisiones de clásicos y de no tan clásicos, copias absurdas fotograma a fotograma, precuelas y secuelas imposibles,… Un proceso que no hace sino mostrar con descarnada crudeza que en las laderas de Hollywood las ideas son un bien escaso, y que la industria cinematográfica, autocomplaciente como pocas, se ve a sí misma sin posibilidad de reacción, sin capacidad de iniciar la búsqueda de nuevas propuestas y de asumir riesgos.

Y mientras el cine pierde fuerza, comprobamos como la televisión ha venido ocupando en cierto sentido ese lugar que el séptimo arte ha dejado vacío. La necesidad de desarrollar propuestas distintas a los patrones establecidos en Hollywood por parte de creativos, directores o guionistas les ha llevado a buscar un hueco en los canales televisivos, donde disponen de más libertad, y en cuyo formato parecen encontrarse más cómodos, sin las cortapisas propias de las grandes distribuidoras cinematográficas. El resultado, sin duda, no puede ser más brillante.

Históricamente las series han sido divertimentos más o menos afortunados, que, atrapados por la dictadura de los niveles de audiencia aparecían y desaparecían sin aviso; producciones de escaso presupuesto con guiones y efectos más propios de la serie B (el Superhéroe americano); actores de tercera e historias infumables que los acercaban mas de lo deseable a las terroríficas telenovelas latinoamericanas (Falcon Crest, Dallas, Norte y Sur…), producciones con un insuperable encanto kitch (el Coche fantástico, el Equipo A, Starky y Hutch, Orzowei, Galáctica),… Ciertamente pocas series que no fuesen comedias habían conseguido un nivel comparable a las grandes producciones cinematográficas. Quizá Twin Peaks, The Twilight zone, Doctor en Alaska… Mención aparte se merecen los Simpsons, sin duda el mejor programa de la historia y que lleva quince años en antena, aunque supongo que no es comparable al tratarse de una serie de animación (si bien está claro que Homer está más presente en la vida de muchos de nosotros que gente de carne y hueso de nuestro alrededor).

Todo esto ha cambiado. Las cadenas de televisión decidieron dar un considerable salto cualitativo en sus propuestas. HBO, WB, NBC,… han apostado fuerte y definitivamente han ganado.¿Cuántos de nosotros no nos hemos enganchado con alguna de estas series estos últimos años? ¿Cuántos no nos hemos quedado prendado de Lorelai y Rory Gilmore? ¿Quién no se ha quedado perplejo con cada nuevo giro de guión de Perdidos? ¿A qué hora nos hemos acostado viendo capítulos y capítulos de los mafiosos de New Jersey? ¿Quién no ha visto varias veces los episodios de Seis metros bajo tierra? ¿Se puede mejorar el reparto de actrices de Mujeres desesperadas? ¿Quién no querría tener a Kirk como vecino en Stars Hollow o estrangular a Taylor?

Si tratamos de analizar qué es lo que tienen en común series tan diferentes entre sí, llegaríamos a la conclusión de que muchas se basan en historias desarrolladas desde enfoques distintos a los habituales (Seis metros bajo tierra, Chicas Gilmore, House …), que cuentan con guiones sólidos (Perdidos, Mujeres desesperadas, Invasión,..), que se sostienen sobre extraordinarias interpretaciones de fantásticos actores (James Gandolfini, Clancy Brown, Lauren Graham, Edward Herrmann, James Caan…) y sobre ambientaciones sobrecogedoras (la isla de Perdidos, los desiertos de Carnivale, el Montecito de las Vegas, la cárcel de Prison Break, …),…

¿Por donde comenzar? En el primer lugar de la lista estarían por méritos propios Los Soprano, una majestuosa recreación actual del mundo de la mafia ítaloamericana, alejada de los fastos de mafiosos de New York, las Vegas, o Chicago. Aquí estamos hablando DEL capo de New Jersey, el enorme Anthony Soprano, más conocido como Tony (“To” o directamente “T”), unos 200 kilos de clase, mala leche y problemas psicológicos directamente provocados por su peculiar trabajo, su madre y su tío Junior. Supongo que la mayoría ya se habrá empapado de todas sus temporadas (la sexta, a punto de ser estrenada en España, es la definitiva, para nuestra desgracia), así que sabréis de lo que hablo cuando puedo asegurar que Los Soprano es lo más grande que nos ha proporcionado la televisión desde que Orzowei colgó el arco.
Así, con los Soprano, o quizá gracias a ella, apareció esta nueva generación de series que nos ha “obligado” literalmente a pasar horas y horas delante de la pantalla. “Seis metros bajo tierra”, “Las chicas Gilmore”, “Prison Break”, “Perdidos”, “Invasion”, “Alias”, ”Mujeres desesperadas”, ”House” “Roma”, “Las Vegas”… dejan en muy mal lugar otras series anteriores como “Sexo en Nueva York", “Urgencias” (por dios, el doctor House es mucho más interesante que el sosísimo de Clooney) o “Ally McBeal” (¿qué puede hacer la escuálida Calista Flockhart al lado de Eva Longoria ó Lauren Graham? ¡Absolutamente nada!), que presuntamente representaban la vanguardia en las propuestas televisivas en su momento.

Sin embargo, en esta ocasión no hablaremos de ninguna de ellas, todas estrenadas en España y con suficiente difusión a través de canales públicos o del canal Fox (we’re not worth it, we’re not worth it…), si no de una obra maestra de la pequeña pantalla, una serie que ha roto los esquemas en los Estados Unidos y cuya emisión en nuestro país es cuestión de tiempo: Carnivale.

Bien, para lo que nunca hayan oído hablar de Carnivale, comentar que era una serie de la exitosa cadena HBO, responsable de Los Soprano o Seis metros bajo tierra. Y digo era por que HBO anunció recién finalizada la segunda temporada que la serie se daba por concluida debido a motivos de rentabilidad. Parece ser que los niveles de audiencia alcanzados no podían sostener unos costes tan altos, debido a que, entre otras cosas, la acción se desarrolla casi enteramente en exteriores, y desde luego, viendo la calidad de facturación de la serie se hace evidente que no debía ser barata. Claro que, lo que los ávidos directivos de HBO no podían sospechar, era que habían creado un monstruo con vida propia. Sucedió que al momento de anunciar su cancelación, cientos de miles de enfermizos fans de Carnivale, furiosos y desquiciados bloquearon los buzones de correo electrónico y saturaron las líneas de teléfono de las oficinas de HBO reclamando un final para la serie, ya que la segunda temporada aún dejaba cabos sueltos, algo así como seguir sin saber quién demonios mató a Laura Palmer.
Para comenzar, Carnivale se desarrolla en el sur de los Estados Unidos en el año de nuestro señor de 1934, justo después del gran desplome de la bolsa norteamericana en el 29, crack bursátil que condenó a la más extrema pobreza a millones de ciudadanos, abocándolos directamente a la muerte por inanición, enfermedad o simplemente a la locura y la esquizofrenia que produce haber perdido todo en cuestión de minutos. Las habituales imágenes que vemos de aquella época se recrean con descarnada crudeza: familias enteras tiradas en el camino, harapientos padres de familia enterrando sus recién nacidos, fábricas funcionando a duras penas en condiciones infrahumanas y sustentadas por el trabajo de escuálidos niños,… El gran sueño americano a principios del siglo pasado.

Antes del principio, después de la Gran Guerra entre el Cielo y el Infierno...
...Dios creó la Tierra...
...y dio dominio sobre ella al habilidoso mono al que llamó Hombre.

Y en cada generación nació una criatura de luz...
...y una criatura de oscuridad.

Y grandes ejércitos se enfrentaron de noche en la antigua guerra...
...entre el Bien y el Mal.

La magia existía entonces, la nobleza...
...y una crueldad inimaginable.

Y así fue hasta el día en que un falso sol explotó sobre Trinidad...
...y el Hombre cambió para siempre la maravilla...


Evangelio según San Mateo.

En este ambiente de incertidumbre y desesperación que hemos descrito, un circo ambulante se mueve de pueblo en pueblo a través de los desérticos parajes del sur americano, tratando de limpiarles unos pocos dólares a los habitantes de los poblados que se encuentran en su camino. Y en ese errático caminar que los dirige, se tropiezan con un extraño y confuso joven, Ben Hawkins (Nick Stahl), que en cuya granja en mitad de ninguna parte trata de enterrar a su madre, una mujer cuyo fanatismo religioso y salud mental la hizo rechazarle afectiva y físicamente hasta el final de sus días. Y si bien algunos de los componentes de la caravana pretenden abandonar al joven a su suerte, inconsciente, famélico, sucio y encadenado, el jefe de la caravana, un particular hombrecito de medio metro, Samson (Michael J. Anderson), decide acogerlo bajo la misteriosa premisa de la dirección del circo, “management”, del que sólo se intuye una ronca voz detrás de una cortina roja en el interior de un tenebroso carro. A partir de ese momento, Hawkins entra a formar parte de Carnivale, lo cual responde a un cuidado plan trazado por el misterioso “management”.

Al mismo tiempo, se nos aparece la figura de un sacerdote metodista, el hermano Justin, un tipo de aspecto intimidatorio que pese a su alzacuello y su sonrisa beatífica, desde el primer instante te infunde poco menos que un respeto inquietante que linda con el miedo. Justin, junto a su inseparable hermana, la no menos turbadora Iris, andan tratando de difundir la palabra del señor entre las clases más desfavorecidas. Sin embargo, los métodos del bueno del hermano Justin no son digamos, convencionales. En el primer episodio consigue hacer que una pobre mujer sucia y desquiciada reconozca en su propia parroquia los robos que ha venido realizando del cepillo de la iglesia. En realidad no le convence a ella, si no a su estómago, dando como resultado una secuencia que te descoloca por completo, en un ambiente austero, gris y asfixiante. Cosas del entrañable hermano Justin. Y si el joven Hawkins entra a formar parte de la gran familia circense ambulante con un extraño halo de secretismo en su mirada, paralelamente el hermano Justin desarrolla una extraña e íntima fijación en la creación de una iglesia para disfrute propio y de sus peculiares feligreses.

¿Y qué tienen en común estos dos personajes? Aparentemente nada en absoluto. Tan sólo la pequeña circunstancia de que sus sueños coinciden, y en estos aparecen las mismas inquietantes imágenes: secuencias sin sentido de guerras europeas, lobos atacando en trincheras nazis, espectros con árboles tatuados en el torso, miembros cercenados,… Y a la vez, en que ambos se saben poseedores de extrañas capacidades y piezas fundamentales de un juego que les supera irremediablemente, un juego más antiguo que el propio mundo.

Y si el hermano Justin y Ben Hawkins acaparan un justificado protagonismo en las dos temporadas, no podemos desmerecer al resto de personajes que pululan por los polvorientos paisajes de Carnivale, y que esconden turbulentas personalidades e impecables interpretaciones, desde el pequeño Samson, que vigila y escruta todo lo que sucede a su alrededor y que sirve como portavoz de las directrices del invisible “management”; Sofie, la joven echadora de cartas que se comunica con su madre, Apollonia, postrada desde hace años sin siquiera pestañear pero cuya presencia inquieta a todo quien se la acerca; Iris, una hermana fanática de dios y de su hermano, capaz de asesinar por la obra divina de Justin; la calentorra Rita Sue y su peculiar familia, el entrañable Stumpy y la inquieta (y no menos calentorra que su madre!) Libby; el cabronazo de Lodz, ciego que ve el más allá, y su compañera Lila, la mujer barbuda,… Desde luego, una galería de personajes desconcertante.

Para terminar, no podemos dejar de hablar de Carnivale sin citar sus dos influencias más evidentes: David Lynch y “Freaks”, de Todd Browning. Está claro que la serie bebe directamente de la iconografía de Lynch, sus ambientaciones retorcidas y asfixiantes, inquietantes recreaciones de épocas y de personajes retorcidos,... Pero si es deudora de la obra del director norteamericano, no lo es menos de la película “Freaks”, de Todd Browning, esa maravillosa paradoja sobre la belleza y la fealdad del ser humano que tan bien supo reflejar Browning en su película, ambientada “casualmente” en la misma época y el mismo ambiente que nuestra serie de freaks favorita.Carnivale, en definitiva… una obra maestra.

The Complete Million Dollar Session

Es temprano, un día como cualquier otro de 1956 en Memphis. Sam Phillips acaba de contratar para su sello Sun Records a un músico blanco recién llegado a la ciudad. Le ha sugerido que vaya a tocar el piano en el disco que Carl Perkins está grabando. Un jovencísimo Jerry Lee Lewis se incorpora a las sesiones de Perkins cuando al entrar se encuentra a un desaliñado Johnny Cash que ha venido a recoger unos discos. Los tres comienzan a charlar mientras el piano se va apoderando de la habitación. De repente, por la puerta del estudio, un viejo amigo de Sun Records que pasaba por allí decide entrar para saludar. Elvis Presley se incorpora al grupo y sin darse cuenta, por la inercia del talento atrayendo al talento, los cuatro se dejan llevar en un proceso creativo de improvisación nunca visto. Parten del espiritual negro y del country clásico y los funden en uno sólo, haciéndolos encajar como si fueran piezas perfectamente simétricas. Mientras, Phillips espectador mudo de ese negro crepitar, sin dar crédito a lo que está presenciando decide pulsar “record” para inmortalizar ese torrente de talento desbocado.
Ese 4 de diciembre, no se registró sino a cuatro de las mayores fuerzas creativas de la historia dando forma al r’n’roll: talento, pasión, diversión. Sólo la música por la música.

jueves, 12 de julio de 2007

SIMPSONS FREAKS!!!!!!!! (y II)

LO DIFÍCIL ES MANTENERSE.
Es evidente que mantener el mismo nivel de una serie temporada tras temporada durante años no es fácil. Los Soprano, Frasier, South park o cualquiera de las que tengáis en mente siempre, de una forma u otra, terminan por sufrir ese inevitable bajón. Y efectivamente, el caso de los Simpsons, por desgracia, no ha sido diferente.
Fue ya en la 9ª temporada cuando una serie de circunstancias hicieron que comenzara a bajar el nivel de los episodios. Matt Groening, saturado, se dedicó a otros proyectos (Futurama, comics,...), y además, los guionistas que habían trabajado en las primeras temporadas fueron dando paso a otros mucho menos afortunados, como el caso de Al Jean. O Mike Scully, responsable de que Homer comenzara a parecer más estúpido de lo normal (las comparaciones con Peter Griffith de Padre de familia no son gratuitas), y las situaciones cada vez sean más forzadas con gags sin la misma frescura que antes. Además, el nivel técnico del dibujo aumentó considerablemente, lo cual no hizo sino hacerlos más fríos. Además, en España, la situación se hizo más dramática: En 2000 moría Carlos Revilla, director de doblaje de la serie y responsable de darle voz (y alma) a Homer, y a pesar del buen trabajo de Carlos Ysbert sustituyéndolo, los Simpsons no volvieron a ser lo mismo.

Ahora Matt Groenning vuelve a involucrarse en los nuevos episodios (aunque su prioridad es recuperar Futurama), y se han recuperado a algunos guionistas clásicos. ¿Volveremos a los viejos tiempos?

MEJORES EPISODIOS.

Homer contra la 18ª enmienda: Homer es el Barón de la birra. Insuperable.
Homer tamaño king-size: Engorda 135 kilos para escaquearse del trabajo. Genial!
Hermano del mismo planeta: No se puede mejorar algo así.
El cuarteto vocal de Homer: Obra maestra.
Homie, el payaso: Con Krusty y contra la mafia.


¿ERES UN VERDADERO SIMPSONS FREAK?

¿Tu perro se llama Homer o Barny? ¿Te ríes de las desgracias ajenas con un “HA-HA” al Nelson style? ¿Tu vajilla está llena de rostros amarillos? ¿Te sabes de memoria diálogos enteros? ¿Babeas con la lengua fuera cuando algo te gusta?... Entonces,... enhorabuena!! Eres un verdadero Simpsons Freak!


CARLOS REVILLA

Si hay alguien culpable del éxito de los Simpsons en España ese fue sin duda Carlos Revilla, voz de Homer y director de doblaje de la serie hasta que en 2000 un infarto nos dejó sin el alma de nuestro héroe, un duro golpe para la serie del que nunca se repondrá por completo. Eternamente agradecidos.


LOS SIMPSONS: LA PELÍCULA

El 27 de julio se estrena por fin la primera película de los Simpsons, tras meses de filtraciones de secuencias inacabadas, cambios argumentales, rumores dirigidos,... Una expectación nunca antes vista en un film de características parecidas. Sin duda el acontecimiento cinematográfico del año!

miércoles, 11 de julio de 2007

HERE WE GO!


Nunca pensé que llegaría a abrir un blog, pero después de escribir unas cuantas cosas y ver cómo los responsables de su publicación lo modifican a su gusto,... he dado el paso!

Los temas de los que escribiré son sencillos: rock & roll (old style!), cine, series de tv,... y los Simpsons, claro!

Para comenzar aquí os dejo a javistone como personaje de los Simpsons, en la web de la película te puedes crear los personajes que quieras, en la sección “Crear avatar”. No os recomiendo que os metáis desde el trabajo, por que engancha!

Un saludo!

martes, 10 de julio de 2007

I'M A SIMPSONS FREAK... AND I'M PROUD!!!

Casi 20 años hace ya que aparecieron por nuestras pantallas. A finales de los ya lejanos años 80 unos personajes mal hablados, extrañamente amarillos y de horrible trazo se colaron en nuestros indefensos televisores. Hoy en día, tras 400 capítulos emitidos, una película a estrenar y cientos de productos invadiéndonos, los Simpsons, más que una serie de dibujos animados, son casi una filosofía de vida (Oups!).

Matt Groenning, creador de la serie, suele comentar con asombro cómo ha llegado a evolucionar esta y que, realmente, no tenían ni idea de lo que estaban creando en aquel momento. Groenning se basó en las tiras cómicas que dibujaba en un periódico por aquel entonces, aunque reconoce que los personajes principales los desarrolló en unos minutos, justo antes de una reunión en unos estudios de televisión.

En cualquier caso, y ni él mismo sabe cómo, consiguió convencer a la Fox para contratar una temporada de esos extraños dibujos en una época en la que los cartoons eran inofensivos y estaban dirigidos a un público infantil. Es entonces cuando a finales de 1989 sale en antena en los USA el primer episodio, aquel en el que Homer casi se carga las navidades de la familia. Ese capítulo no era más que un boceto de una idea aun por desarrollar donde las voces eran raras, los personajes poco definidos, los rasgos mal acabados,… Barney era rubio y le hablaba de Ud. a Homer, Moe tenía el pelo negro y su Moe’s era un sitio casi respetable, Smithers era negro y… heterosexual! Pero aún así, la serie tuvo éxito.

Durante los siguientes episodios la serie se asienta y se convierte en todo un fenómeno social. La línea argumental de estos primeros capítulos gira en torno a la figura de Bart, un gamberro de 10 años imposible de controlar. Su frase más utilizada era “multiplícate por 0”, y disfrutaba molestando en especial al irritable Homer, que en estas primeras historias no pasa de ser un mero espectador de las trastadas de su hijo.

Sin embargo, a pesar de que la serie se va consolidando cada vez más y que aparecen nuevos e interesantes personajes, el transcurrir de los episodios hace que emerja una figura sobre todas las demás, provocando que Bart pierda peso en la serie. Y es que nadie puede competir con uno de los personajes definitivos de la televisión, el inigualable, genial, padre de todos nosotros… (Por favor, todos de pie)... Homer J. Simpson!


¡CALLAOS HIPOGLÚCIDOS!


Definitivamente hablar de los Simpsons es hablar de Homer. Para algunos es idiota, para otros un genio incomprendido, un retroceso evolutivo o EL héroe de nuestro tiempo, pero en realidad es todo eso y mucho más.

Homer es un norteamericano medio de unos treinta y tantos que trabaja no se sabe muy por qué como inspector de seguridad de la central nuclear (“nuuucelar, se dice nuuuceelaaar,…” asegura Homer). Está casado con Marge Bouvier y tienen tres hijos: Bart, la inquieta Lisa y Maggie, la pequeña, de la que se sabe bastante poco, a parte de su afición a los chupetes, su odio al bebé vecino de una sola ceja y su puntería con armas de fuego.

Las aficiones de Homer son básicas: comer, beber,y ver la TV (si es de cable y gratis, mejor). Todo su mundo gira alrededor de una Duff bien fría, su sofá con la marca de su trasero y una caja de Donuts (¿acaso hay algo más?). Y si en casa no puede se relajar, el mejor sitio al que ir a buscarle es sin duda el bar de Moe, con su inseparable Barny siempre apalancado en la barra con una jarra de cerveza.

La vida de Homer parece de lo más sencilla, pero lo cierto es que es impredecible: parando cañonazos con su barriga ha formado parte del festival itinerante Hoollapalooza compartiendo escenario con Sonic Youth o Peter Frampton; participó en un programa de reclutamiento de ciudadanos de a pie para la NASA que ganó gracias a que Barny se emborrachó con una copa de champagne (sin alcohol!!) y consiguió así viajar por el espacio como un astronauta más; arruina a su hermano, empeñado en que Homer diseñara el coche definitivo (“lo más importante para un verdadero americano es dónde poner la cerveza en el coche!”); ha sido guardaespaldas del alcalde Quimby y se ha convertido en el rey de la birra durante la ley seca de Springfield; ha suplantado al payaso Krusty y se ha enfrentado a la mafia o incluso a Dios, con quien llega a un ventajoso acuerdo; se ha fugado a Las Vegas con su Némesis, Ned Flanders, donde se casan con dos busconas en plena vorágine etílica,…

La lista de momentos delirantes es sencillamente interminable. Cada uno tendría cien distintos y todos seguirían siendo geniales. Algunos citarían cuando Homer quiere demandar a un restaurante por publicitar "Coma todo lo que quiera" y el abogado comenta "es el caso de publicidad fraudulenta más claro que he conocido desde que se editó La historia interminable", o el de Spinal Tap, pero también aquel donde Homer salta accidentalmente en monopatín la garganta del diablo, cae, le suben en helicóptero, le meten en la ambulancia, se estrella contra un árbol a dos metros (!!), se abren las puertas y vuelve a caer...

Desternillantes también son las salidas de tono de Homer, e igualmente podríamos llenar páginas enteras: "Marge, estoy de acuerdo contigo en teoría, y en teoría, funciona hasta el comunismo!".

¡SPRINGFIELDIANOS!

A pesar de ser Homer uno de los personajes definitivos de la historia de la televisión, no es menos cierto que está rodeado de otros tan importantes como fascinantes: desde Flanders, capaz competir en carisma con Homer; el infame Moe Szyslak, que ofrecería a su madre por vender otra Duff; Barny Gumble, un encantador desecho humano; Krusty el payaso, el héroe de los niños (Bart lo adora) que fuma, apuesta, bebe y se va con mujeres de dudosa reputación; Charles Montgomery Burns, el retorcido dueño de la central nuclear y su enamoradizo Waylon Smithers; Troy McClure, Selma y Pati, Nelson, los Wiggum (Clancy y Ralph), Milhouse, Skinner, Apu Nahasapeemapetilon, Lionel Hutz… demasiados como para un solo artículo pero fundamentales en la serie.
MMM, ¡UN SEXTETO CERVECIL!

Si de algo se pueden sentir orgullosos los guionistas de los Simpsons es de haber desarrollado un estilo propio que bebe de diversas fuentes. La lista de películas a las que han rendido homenaje es larga: La ventana indiscreta, Goldfinger, The planet of the apes,… Desde pequeños guiños escondidos para cinéfilos enfermizos (Bart sirviendo champagne como lo hacía Jake La Motta en Toro Salvaje) hasta auténticos homenajes a clásicos: la secuencia a lo Pulp Fiction en la que el capitán Wiggum persigue a Snake hasta la tienda de Herman donde son maniatados con una bola de billar en la boca; el majestuoso episodio en el que Homer se convierte en el Barón de la birra en una recreación de Los intocables de Eliott Ness; las escenas calcadas de Goodfellas de Scorsese,… Incontables los detalles del mundo de Star Wars, como en el episodio donde Homer, por salvar a Mark Hammil (Luke Skywalker) de la convención Star Wars, se convierte en guardaespaldas (a lo Kevin Costner) del alcalde Quimby (Al pobre Hamil incluso le echan en cara que no terminó su instrucción como Jedi! Delirante)...

Casi igual de recurrente que el mundo del celuloide es la música en general, y el rock en particular. Marge está perdidamente enamorada de Ringo Star (que después de 20 años aún sigue contestando la correspondencia atrasada de sus fans), Lisa es una fanática del jazz (domina el saxo con cierto virtuosismo, pero se le ha visto tocar la guitarra, la flauta o… la tuba!), Bart fue a un concierto de Spinal Tap (100% Spinal Tap!!) y durante dos minutos quiso ser un guitar hero (Homer: “Bart…, si ves que algo es difícil… significa que no merece la pena!”) y Homer,…

Homer es un rockero de los pies a la cabeza, como debe ser. Pese a que a veces confunde a los Led Zepellin con otras bandas, sus gustos son absolutamente contagiosos, desde las bandas más grasientas de los 70 (Grand Funk Railroad, Buchman Turner Overdrive), a Barry White o los mismísimos Who (memorable aparición de la banda con Keith Moon en segundo plano!), y las apariciones de rock stars son legendarias (Jagger, Bono, Aerosmith,…).

En definitiva, han sido 20 años en los que Homer y compañía nos han hecho pasar ratos inolvidables, y ahora, al cumplir esos 400 episodios emitidos, qué mejor forma de celebrarlo que en el sofá, una cerveza bien fría y la mejor serie de todos los tiempos.

¡Y que sigan muchos más!