Bob Dylan en Jerez: Un pedazo de historia.

Mágico, espeluznante, histórico, demencial,... Ayer en Jerez Mr. Bob Dylan, el judío más famoso de Minnesota me volvió a convencer de que la fe que uno tiene en la música está más que justificada. Ante semejante demostración de esencia de puro rock and roll, no puedo ni quiero encontrar palabras, la sensación de verle a apenas unos metros de mí es simplemente indescriptible, la felicidad absoluta debe ser muy parecida a estar delante de un pedazo de la historia del rock. Los pelos se te erizan, la garganta se seca, los ojos se te humedecen, las penas se desvanecen,... Poco importa que no reconozcas la mayoría de las canciones, a quién le importa que no salude ni mire al público, Dylan LO tiene. Lo ha tenido siempre y siempre lo tendrá. Lo que algunos tratan ridículamente de alcanzar a través de aparatosas parafernalias pseudomistico-modernas-visuales y jamás comprenderán: talento, carisma,...

Vi a Dylan hace ahora justo cuatro años en Alcalá de Henares en un concierto que directamente pasó al número 1 de mi lista de conciertos favoritos, sobrepasando a colosos como Neil Young, U2, Stones,... Ayer tenía cierto miedo que aquella sensación fuera en parte debida al fanatismo y a la experiencia de acercarme a la leyenda.

Pero no, la emoción sigue ahí. Como decía, Bob Dylan LO tiene.